sábado, 27 de diciembre de 2014

MOLDES: "EN ESTE DISCO HAY UNA MUESTRA MÁS INTENSA, MÁS CLARA DEL RUIDO" KATIA DE LA CRUZ



ENTREVISTA
Aguas de Marte, el segundo álbum de la banda post-punk experimental Moldes -quienes han presentado su música por escenarios de Colombia, Alemania y Francia durante este año- es sin duda uno de los mejores discos del año. En nuestra última visita a la capital conversamos con su lideresa, la carismática Katia De La Cruz, quien nos absolvió algunas interrogantes sobre las canciones y conceptos que forman parte de su espléndido trabajo.
APRENDIZAJE
Guido ¿Qué aprendieron de su primera experiencia discográfica?
Katia: Fue una especie de escuela de cómo funciona la microindustria de la música independiente. Hicimos todo, desde conseguir el dinero a través de fiestas para poder grabar. En realidad empezamos cuando el Chino Hamann nos propuso grabar el primer tema, “El árbol”, para un compilatorio entre el 2008 y 2009, a partir de eso decidimos grabar los demás temas, algunos lo hicimos en casa de un amigo, de ahí en la de otro, luego se juntó todo, pero no nos satisfizo cómo terminó la mezcla.  Entonces Juan José Salazar se ofreció para hacernos sesionar, se sucedieron una tras otra, las que parecieron infinitas tratando de acomodar los ritmos, porque nosotros tampoco éramos muy diestros. Aprendimos un poquito de mezcla, sobre gráficos y photoshop, pues diseñamos el arte del disco. Fue cómo hacer un postgrado.  
Sacamos el disco en físico, vino el día de la presentación en el Centro Cultural España, y luego hacer notas de prensa, conseguir los números de teléfonos, estar insistiendo, llevar los discos a todos los medios en mi mochila, cuando todavía no existía metropolitano, del centro de Lima a Miraflores a Barranco, y felizmente todo eso sirvió porque se tuvo bastante acogida de la prensa musical y bueno todos me “dieron bola”.  Llevaba 30 discos a un lugar, 50 a otro. Imagínate que recién ayer coincidentemente recién he facturado los discos que dejé en Phantom en el 2010.
El aprendizaje fue bien amplio en ese momento y fue duro. Felizmente era más joven, tenía más tiempo y más fuerza, más fe (sonriendo). Todo eso fue el aprendizaje del primer disco y gracias a ello, se presentó la oportunidad de trabajar con A Tutiplén, que no es que te lo dejan todo en bandeja pero es una gran ayuda.
¿Qué tal les ha ido con Aguas de Marte?
K: Creo que la gente no se lo esperaba, no esperaban mucho (risas), que hiciéramos algo distinto al primer disco, que nos arriesguemos musicalmente. Más que nada pienso que ahora a la gente le gusta la performance en vivo de la banda porque “reversionamos” un poco más lo temas, por ejemplo hemos sacado la versión de “Danza Ondulante” de Delirios krónicos que a la gente le ha encantado. Me sorprende que nos esté yendo a ver un público joven, y esa gente es un poco más intensa que la gente mayor, que muchas veces le gusta la presentación pero permanece estática.
EL MANANTIAL DEL RUIDO
Katia "experimentando" en la Red Bull Academy de París.
¿Qué significa para ustedes el ruido como concepción estética para elaborar su arte?  
K: En este disco hay una muestra más intensa, más clara del ruido, más intencional que en el primero, que era un poco más contenido, quizás por la mezcla de Juanjo, que era más pop, más ecléctico para hacerlo.  Pero más allá de las influencias de afuera, como Sonic Youth que es bien clara, existe como una influencia de la técnica del “ruidismo”, me parece que ahora hay muchos grupos que están adoptando o involucrando el “ruidismo” en el rock o en el pop, porque Lima de por sí es una ciudad súper caótica, súper ruidosa, muy agresiva y qué mejor forma de sacar esa parte, de revertir esa negatividad de la ciudad y volverlo música pop y digerible. A mí me parece que es una consecuencia de esta generación musical, el hecho que el “ruidismo” sea algo tan presente y sobre todo en el pop, porque ya había vertientes de “ruidismo” en los 80s y 90s en el rock -en los conos- ya había una movida muy fuerte, pero era “ruidismo” por “ruidismo” que era chévere, pero esto de mezclarlo con otras cosas más digeribles me parece que ya es algo como de esta época, algo que tenía que suceder y me parece bien.
BEBIENDO AGUAS DE MARTE
Moldes grabando en la Red Bull Academy de París
En el tema 11:11 de Aguas de Marte, ¿existe el deseo de querer emular el canto desenfadado de Kim Gordon (bajista de Sonic Youth) o es tu propio estilo?     
K: Bueno salió así, si tengo que hablar de artistas que me hayan influido están justamente Kim Gordon, PJ Harvey, Jennifer Cornejo (Electro Z), pero definitivamente la letra de esa canción amerita esa interpretación porque se ubican dentro de un contexto apocalíptico, de la época en que yo tenía la casa del auxilio (un espacio contracultural de la década pasada), y fue un momento muy chévere, muy como de crecimiento pero eso también atrajo mucha gente que no estaba de acuerdo con lo que sucedía allí, pero sin ningún fundamento y que de repente tenía algo de enviada o algo así, no de mí sino de lo que estaba sucediendo, de lo que se movía entorno a la escena. Por eso la frase dice “si ahora quieres verme caer serpientes miran y ellas también alucinadas por lo de creer, y miran hacia abajo y ahora tienen pies” y luego continua “todos empezamos ahora a correr”, es como “no importa todo lo que hago, para ti está mal pero yo voy a seguir”. La intención de estar como al ataque con esa letra es intencional.
¿Qué ideas tratas de expresar en “Vynilchrist” con eso de “las uñas vinilícas en manos acrílicas”? 
A fiche promocional del tour europeo de Moldes
K: Esa letra la hice cuando tenía entre 19 y 20 años más o menos.  Es que desde que era pequeña, 8 ó 9 años, vengo cuestionándome la creencia en las religiones, primero cuestioné el catolicismo, me parecía que era terrible, esa verticalidad entre el cura y el feligrés, el sometimiento, el perdón, el pecado y el miedo, y luego como me fui a investigar distintas iglesias. Y de ahí a los 19 años, cuando dije “no creo en nada” hice esta letra que habla un poco de cómo las iglesias venden la religión como si fuera un elemento del escaparate de una tienda, por eso dice la letra, “he visto hoy a Cristo en tus sueños con uñas vinilicas con manos acrílicas”. Entonces este tema habla de la búsqueda de la fe, que en verdad en ese momento no la encontré. Hay otra parte que da origen al nombre del disco, “las aguas marcianas crearon neblinas”.
En “Mulato (elipsis)” existe cierta reminiscencia free-jazz que terminan mezclándolo con noise ¿la experimentación continuará por esos senderos?       
K: Eso fue un “jaming” que salió tan perfecto que dijimos: “vamos hacerlo tal cual, no hay que ponerle letra, hay que invitar a alguien en el theremin y a Giacomo Novella en el trombón”, pero todo fue tan “viajero”. Una canción que dura como seis minutos. Esa influencia es bien fuerte de parte de Chicho Pérez (ex bajista de la banda), quien es amante de Miles Davies y del jazz (le encanta “jammear”) y nos guió para ese “jamming”. Por esa época yo estaba de novia con un chico que es un pianista clásico que también estaba súper influenciado por el jazz y la música clásica, como que todo encajo.
A pesar que las letras de las canciones del disco son muy interesantes, ¿por qué no las colocaron en el booklet?
K: La quisimos poner en la parte posterior del poster, pero vimos que como diseño, se perdía. Y además si te das cuenta la mezcla de la música no resalta mucho la letra de las canciones, generalmente no se entienden, entonces nos gustaba mucho la idea, de que si alguien quisiera entender qué estaba pasando en la letra de la canción lo busque, pero no nos convenció mucho la idea de sacar las letras dentro del disco.
¿Cómo que las letras son una parte más de la instrumentación de las canciones?  
K: Sí, nosotros quisimos trabajar la línea vocal de las canciones más como un instrumento que como una voz principal,   algo que se mimetice con la música. Para nosotros la parte más importante es que se sienta la música. Nosotros primero hicimos la música y luego letra.
Leía que tus primeras experimentaciones eran con un stereo casero, juguetes y otros aparatos insospechados, ¿Crees que en “Remanso” logras la consecución de aquellos intentos primarios?
K: Claro, en “Remanso” utilizamos el sonido de una grabación real del mar y una radio,  “Vinylchrist” y “Remanso” la grabamos y mezclamos en mi casa con Efrén Castillo (guitarras). A diferencia de las demás canciones que las grabamos en el estudio, y eso nos permitió llegar a ese tipo de detalles. El proceso de composición y arreglos fue mucho más calmado, entonces le metimos el sonido del mar, decidimos hacer la base de percusión con secuencias y eso de la radio fue aleatorio, “ya prendé la radio, graba”. Estábamos sintonizando una radio en AM, y la canción que se escucha salió en ese momento, fue una casualidad.   Luego grabamos otras más, pero esa nos gustó, era música tradicional ecuatoriana, que a Efrén le encanta. Además es chévere pues justo termina con la palabra “añoranza”. Parece como planificado, pero no, es el azar.
En “Los subsiguientes” otra vez se aprecia influencia Sonic Youth, ¿Quién es el fan de la banda New Yorkina?
K: Efrén tiene mucha influencia Sonic Youth. Le gusta meter baquetas, destornillador y otras cosas  a las guitarras. Su nueva adquisición es un tarjador mecánico y está experimentando con ello, acercándolo a las cuerdas y reproduciendo sonidos extraños. Efrén es estudioso de la música de Sonic Youth, el otro día me dijo “mira me he sacado esta canción de Sonic Youth”, y el no es de sacarse canciones, pero estaba contento de haber obtenido la afinación especial de la canción. Pero lo que me gusta un montón de “Los subsiguientes” es que el teclado hace función de guitarra, lo que escuchas que empieza como guitarra, es en realidad el teclado.  Lo que me gusta es que al final se pone medio dance, es bien divertido.
PISANDO TIERRA
¿Por qué las canciones en vivo suenan diferentes a las versiones de estudio?   
K: Nos encanta “reversionar” nuestras canciones en vivo, es algo mucho más intenso, hay más arreglos. Por ejemplo en “Vinylchrist” hay una parte que explota, en “El túnel” la hacemos como “dubstep” con cumbia, más bien deberíamos componer en vez de estar “reversionando” (risas).


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